domingo, 15 de marzo de 2015

UNA HISTORIA SIN NOMBRE



TÍTULO: UNA HISTORIA SIN NOMBRE
AUTOR: ANTONIO MARTÍNEZ MENCHÉN
EDITORIAL: ANAYA
ILUSTRACIONES: TEO PUEBLA




RESUMEN:

Esta historia trata de un niño con mucha imaginación que termina viviendo siempre lo que se imagina. No se conoce su nombre, así que la historia se llama “Una historia sin nombre”.
Le costaba mucho levantarse por la mañana, así que su madre le dijo una vez que se lavara la cara porque tenía telarañas en los ojos. Cuando llegó al baño vio que efectivamente tenía en su ojo una tela de araña, cuando se fijó bien, resulta que era él el que estaba metido en una tela de araña y una araña le intentaba comer. Su forma de escapar fue saltar a un dibujo que él había hecho de un barco, porque le gustaba mucho el mar, pero nunca había ido. Cuando saltó al barco vio a su perro que estaba nadando por el mar. Su perro se llamaba Pipo. El mar estaba dibujado de color naranja. También había un sol amarillo, un cielo blanco y el barco también de color amarillo. En el mar se encontraron con una serpiente que tenía mucha hambre y que quería comerse el barco. Ella les pidió que, por favor, les dejara comerse la vela del barco y así lo hizo. Después ella les llevaba para que pudieran moverse. En una de las vueltas el niño y su perro cayeron a la rama de un árbol que tenía unas frutas que hablaban. Cuando nuevamente cayeron desde la rama aterrizaron en una estantería cargada con letras que habían salido de los libros. Todas las letras estaban armadas y formaban una caballería completamente organizada. Le propusieron al niño resolver un acertijo y él logró hacerlo, por lo que le dieron una condecoración.
Cuando el niño y Pipo abadonaron la estantería, se encontraron en un lugar parecido a un pasillo pero grande como un campo de fútbol. Había dos espejos que hacían formas de gordo y de flaco. Después de correr más aventuras, llegaron dentro de una pompa de jabón a un lugar llamado “la isla de los pájaros, porque estaba llena de ellos. Eran unos pájaros más grandes que ellos. Todos los pájaros querían llevarlos ante su rey.
El palacio tenía forma de jaula y era de oro. La Pájara Pinta y el Suiseñor eran los reyes del lugar. Les propusieron resolver dos acertijos para no eliminarlos. El niño resolvió uno pero el otro no, así que terminaron encarcelados. La cárcel era una jaula pequeña y bastante sucia. Tenía alpiste y un bebedero de agua… no sabían cómo escapar de allí… sólo tenía en su bolsillo un bono-bus, cinco pesetas y una goma de borrar. Pensando se dio cuenta de que la jaula estaba en la Isla de los Pájaros, y la isla estaba en el mar de color naranja que él había dibujado, ¡a lo mejor se podían borrar con una goma los barrotes!, sacó la goma y empezó a pasarla por los barrotes. En medio minuto los había borrados todos. Se imaginó huyendo por un tubo oscuro y de repente estaba allí mismo, un tubo que finalmente llegó a su baño. ¡Estaba en su casa!. Se miró al espejo y la telaraña ya no estaba en la cara. Estaba pensando en todo esto cuando oyó a su madre que le decía que se diera prisa porque iba a perder el autobús.

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