TÍTULO: UNA HISTORIA SIN NOMBRE
AUTOR: ANTONIO MARTÍNEZ MENCHÉN
EDITORIAL: ANAYA
ILUSTRACIONES: TEO PUEBLA
RESUMEN:
Esta historia trata de un niño con mucha
imaginación que termina viviendo siempre lo que se imagina. No se conoce su
nombre, así que la historia se llama “Una historia sin nombre”.
Le costaba mucho levantarse por la
mañana, así que su madre le dijo una vez que se lavara la cara porque tenía
telarañas en los ojos. Cuando llegó al baño vio que efectivamente tenía en su
ojo una tela de araña, cuando se fijó bien, resulta que era él el que estaba
metido en una tela de araña y una araña le intentaba comer. Su forma de escapar
fue saltar a un dibujo que él había hecho de un barco, porque le gustaba mucho
el mar, pero nunca había ido. Cuando saltó al barco vio a su perro que estaba
nadando por el mar. Su perro se llamaba Pipo. El mar estaba dibujado de color
naranja. También había un sol amarillo, un cielo blanco y el barco también de
color amarillo. En el mar se encontraron con una serpiente que tenía mucha
hambre y que quería comerse el barco. Ella les pidió que, por favor, les dejara
comerse la vela del barco y así lo hizo. Después ella les llevaba para que
pudieran moverse. En una de las vueltas el niño y su perro cayeron a la rama de
un árbol que tenía unas frutas que hablaban. Cuando nuevamente cayeron desde la
rama aterrizaron en una estantería cargada con letras que habían salido de los
libros. Todas las letras estaban armadas y formaban una caballería
completamente organizada. Le propusieron al niño resolver un acertijo y él
logró hacerlo, por lo que le dieron una condecoración.
Cuando el niño y Pipo abadonaron la
estantería, se encontraron en un lugar parecido a un pasillo pero grande como
un campo de fútbol. Había dos espejos que hacían formas de gordo y de flaco.
Después de correr más aventuras, llegaron dentro de una pompa de jabón a un
lugar llamado “la isla
de los pájaros”, porque estaba
llena de ellos. Eran unos pájaros más grandes que ellos. Todos los pájaros
querían llevarlos ante su rey.
El
palacio tenía forma de jaula y era de oro. La Pájara Pinta y el Suiseñor eran
los reyes del lugar. Les propusieron resolver dos acertijos para no
eliminarlos. El niño resolvió uno pero el otro no, así que terminaron
encarcelados. La cárcel era una jaula pequeña y bastante sucia. Tenía alpiste y
un bebedero de agua… no sabían cómo escapar de allí… sólo tenía en su bolsillo
un bono-bus, cinco pesetas y una goma de borrar. Pensando se dio cuenta de que
la jaula estaba en la Isla de los Pájaros, y la isla estaba en el mar de color
naranja que él había dibujado, ¡a lo mejor se podían borrar con una goma los
barrotes!, sacó la goma y empezó a pasarla por los barrotes. En medio minuto
los había borrados todos. Se imaginó huyendo por un tubo oscuro y de repente
estaba allí mismo, un tubo que finalmente llegó a su baño. ¡Estaba en su casa!.
Se miró al espejo y la telaraña ya no estaba en la cara. Estaba pensando en
todo esto cuando oyó a su madre que le decía que se diera prisa porque iba a
perder el autobús.
Muchisimas gracias yo tengo ese libro pero me lleo por el capitulo 12
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